martes, 25 de octubre de 2016

Juicio

Siento que últimamente me estás juzgando cuando nunca lo has hecho. Que te planteas si he dejado de funcionar bien, sin preguntarte el por qué. Y básica ácidamente asumes que me estoy dejando llevar por el mal camino, sin cuestionarte si realmente hay buenos y malos caminos, sin tener en cuenta que simplemente pueden ser distintos caminos.
Que al final todos llevan a Roma. Y pensaba que nos encontraríamos allí, como siempre.

Pero hoy me han surgido las dudas, porque no sé si seguir mi ética personal, si seguir la que dicta el mundo o lo que dice mi corazón. (Que tampoco es que diga mucho porque últimamente está más pallá que pacá, pero la verdad es que las pocas veces que habla dice cosas que son para aplaudirle).

Yendo al quid de la cuestión, pasando por las ramas, me siento como si fuésemos barritas de KitKat que llevan toda su vida juntas y de pronto las separan y cada una se derrite a su tiempo. Siento que siendo los dos Café, uno tira más para la cafeína y el otro para el descafeinado y hemos pasado la línea divisoria sin darnos cuenta. Y sin embargo, se nos ha cortado la leche a la vez. Y es que a veces se nos olvida que son más las cosas que nos unen que las que nos separan, y que lo que nos hace diferentes es lo que nos hace especiales.

Tengo ganas de gritar.

Recordad que ni los buenos son tan malos, ni los malos son tan buenos y que no hay mejor virtud que el saber no juzgar.

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