Soñé con las noches de verano mirando las estrellas, buscando cualquier excusa para quedarnos un rato más. Y volver. Y soñé que me cogías de la cintura y me acercabas a tu pecho. Y escuché tus latidos mucho más lentos y supe que ya no te gustaba.
Menos mal que me desperté.
Soñé, que te enervaba cómo hacía las cosas, que yo ya no te escuchaba y que no encajábamos sin más. Y también soñé con los monstruos de la cama que me decían que no despertaría jamás.
Soñé que ya no tomábamos cerveza, que no nos entendíamos hablando y que no teníamos intimidad. Y soñé que nos agobiábamos por no entendernos y que nos perdíamos sin más.