“Porque el que nunca está solo ya
no se conoce a sí mismo.
Y el que no se conoce a sí mismo
pasa a temer el vacío.
Pero el vacío no existe. Un
mundo enorme se esconde en nuestra alma, esperando a que lo descubramos. Está
ahí con su fuerza intacta, pero es tan nuevo y tan poderoso que nos da miedo
aceptar su existencia.
Porque el hecho de descubrir
quienes somos nos obligará a aceptar que podemos ir mucho más allá de lo que
estamos acostumbrados. Y eso nos asusta. Mejor no arriesgar tanto, ya que
siempre podemos decir: ‘’ No hice lo que tenía que hacer porque no me
dejaron’’.
Es más cómodo. Es más seguro. Y,
al mismo tiempo, es renunciar a la propia vida.
¡Ay de aquellos que prefieren
pasar la vida diciendo ‘’Yo no tuve oportunidad’’!
Porque cada día que pase se
hundirán aún más en el pozo de sus propios límites, y llegará un momento en el
que ya no tendrán fuerzas para escapar de él y encontrar de nuevo la luz que
brilla en el hueco que está sobre sus cabezas.
Y benditos los que dicen ‘’Yo no
tengo coraje.’’
Porque ésos entienden que la
culpa no es de los demás. Y tarde o temprano encontrarán la fe necesaria para afrontar
la soledad y sus misterios.
Y, para aquellos que no se dejan
asustar por la soledad que revela los misterios, todo tendrá un sabor
diferente.
En la soledad descubrirán el
amor que podría pasar desapercibido. En la soledad entenderán y respetarán el
amor que partió.
En la soledad sabrán decidir si
vale la pena pedirle que regrese, o si debe permitir que ambos sigan un nuevo
camino.
En la soledad aprenderán que
decir ‘no’ no siempre es una falta de generosidad, y que decir ‘sí’ no siempre
es una virtud.”
Segmento de Paulo Coelho, «El manuscrito encontrado en Accra»