lunes, 13 de mayo de 2013

declarar.

Sigo en mis trece. Me declaro inocente. Es un crimen que no cometí.


No fui yo quién lo hizo pedazos, su amor ya estaba podrido de mucho antes. Mi único delito fue no avisar cuánto apestaba a ilusiones rotas. Todos los sentimientos estaban muertos. Parecía un cementerio aquello, los cuervos se comían su sonrisa a ritmo de paso fúnebre. Si me hubiesen avisado que sus esperanzas estaban caducadas... De haberlo sabido, supongo que nunca hubiera intentado salvarlo. O qué se yo, si estaba perdida en él.



Creedme cuando digo que intenté reanimarlo; quise el boca-boca, quise que se aferrara a mis ánimos del mismo modo en que yo a su cuello.
Nunca debí faltar a aquella clase de primeros auxilios.
Hice lo que pude. Lo intenté. Soy inocente.