miércoles, 29 de agosto de 2012

..cerrarla.

Abrí la caja de recuerdos y saliste de ella. Habías estado encerrado mucho tiempo, sin embargo no me concediste ningún deseo. Si hubiese pedido los tres de cortesía que siempre ofrecen los genios... Claro, que tú no eras uno. Una pena. Te hubiese rogado que cerrases la caja.

No tuve buena suerte, porque se mantuvo abierta casi dos horas. Casi ciento veinte minutos. Casi siete mil doscientos segundos.

Una piruleta yacía al fondo de la caja, aplastada por un osito que parecía escuchar música a través de unos cascos un tanto rotos. Envoltorios de caramelos. Tu letra en algunos papeles. Viejos sentimientos en una carta que nunca llegué a darte. En un rincón encontré restos de fracaso. Fotos. Momentos. Llantos. Alegrías. Confesiones y concesiones. Encontré mi pasado, y por milésimas de segundos lo intenté revivir.




"Supongo que debo cerrarla", me dije; aunque la mantuve abierta durante casi dos horas. Casi ciento veinte minutos. Casi siete mil doscientos segundos más. Lo suficiente para no volver a abrirla.

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