martes, 23 de mayo de 2017

Reo

En lo más profundo de mi alma, donde nada alcanza, se acercan unos pasos sigilosos y cautivos. Me desvisten mis vergüenzas, me encharcan los bajos, me prenden en llamas. Pasan silenciosos, casi sin dejar huella, pasan convencidos de que nada les quema. Se quedan un rato, en un secreto furtivo, y trafican con juegos muy adictivos. Sienten los brazos el silencio sumiso, el sabor del tacto y la piel del peligro. Se hunden los dedos, se come el olvido, se olvida el presente.

    Me siento cautivo.

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