viernes, 14 de junio de 2013

contarte.

Me he vuelto de cristal: transparente y frágil.



Hueles a ganas de olvidar. Ven, deja que te lama las heridas y te bese las cicatrices, pero no me hieras. No me contagies tu corazón roto, el mío ya pasó su enfermedad.
No rebusques en mí tu pasado, no lo encontrarás, pero me harás daño en mis desvelos. 
Que lo que encuentres en mi sonrisa sea disfrute, y en mis caricias placer.

No es más que otra carretera sin destino, una autopista sin peaje, sin prisas, sin dueño.
No hay señales de Stop, ni prohibidos.
No hay adelantamientos, ni colisiones, ni esos tediosos motores rugiendo.
No hay venados de por medio.
No hacen falta cadenas, ni semáforos en rojo, ni el tic-tic de los intermitentes.
Nadie espera.

No temas, el espejo retrovisor te indicará por dónde ir, cuándo parar, cuándo atender el Ceda el paso.
Complementa mi libertad.

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