lunes, 2 de noviembre de 2015

Ese trueno rebota en mi pesar todos tus maltrechos.
Escucho el tormento que te atormenta y pruebo a tientas el sabor de tus caricias. Tiembla el suelo que pisas y el mar se retira en un miedoso intento de tocarte.
Huye la nube de tu brisa y callas con tu risa el ruido de mis goteras. Tropiezas en mi charco y marco el pedazo de fé que me queda. Pienso en tu suspiro y el chasquido de la vida (que) me envuelve en mis adentros. Rompes como ola todos mis esquemas, y me dejas embriagada en estado de espera. Allá, donde el cielo acaba y empieza imponente este lago de arena. Sin remos ni barca, sin sal ni marea, me quedo buscando mi tiempo de seda.

A la deriva.



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